septiembre 26, 2010

Cártel de Tijuana


El cártel de Tijuana es considerado como la organización criminal más violenta de México, aparte de ser la segunda en tamaño en operaciones que maneja droga. Es dirigida por los hermanos Benjamín Arellano Félix y Ramón Arellano Félix, los jefes de la banda. Jesús “El Chuy” Labra es el principal operador financiero y verdadero cerebro del cártel.  Amado Cruz es responsable de las relaciones con Colombia y enlace con los contactos dentro de los cuerpos de seguridad; Manuel Aguirre Galindo,  lo es de las operaciones de lavado de dinero y de la asociación con los empresarios locales; Jorge Humberto Rodríguez Bañuelos, alias “La Rana”, es uno de los principales gatilleros del grupo; y Arturo Everardo alias “El Kitty Páez”,  es jefe de los llamados narcojuniors,  Todo este cártel funciona como una confederación de grupos controlados por un consejo de administración.

Aunque los principales lugartenientes de este cártel se encuentran en prisión, esta banda cuenta con el apoyo de las autoridades de todas las corporaciones, de funcionarios de todos los niveles e incluso militares, lo cual hace muy difícil poder penetrar en su estructura financiera y operativa, sobre todo, lograr la captura de sus cabecillas.
Comenzaron en el negocio de la droga con muchas menos ambiciones: se dedicaban al contrabando de aparatos electrónicos y ropa para colocarlos en su vecindario, en un barrio llamado “El Coloso”, una suerte de Tepito en Culiacán. Allí conocieron a quienes serían en su futuro sus principales operadores y desde allí comenzaron a crecer y desarrollarse en la industria del narcotráfico, como una enorme presencia en la producción y venta de marihuana en diferentes estados.
Los Arellano Félix fueron ganando territorio, primero en lo económico y después, mediante la corrupción y los negocios, las relaciones con hombres de dinero, de poder y de la fuerza de seguridad. Al cártel de Tijuana se le atribuye ser el principal introductor de cocaína a Estados Unidos, y además de su control casi absoluto en Baja California, sus redes se extienden  a Chihuahua, Durango, Sinaloa, Sonora e incluso Quintana Roo, donde compite el mercado local de los Cárteles de Juárez y del Golfo.
También se le ha visto relacionado con mafias peruanas, prueba de esto es la relación que tenía con el peruano Jorge Pardón Napurí, cabecilla de mafia llamada “Los Panes”, quien fue capturado por la Dirección  Nacional Antidrogas (DINANDRO) cando trasladaba a México más de dos toneladas de clorhidrato de cocaína para el cártel de Tijuana.
El poder de este cártel es que tiene la capacidad económica y política
para comprar bienes inmuebles tanto en México como en los Estados Unidos.
De acuerdo con reportes de inteligencia del gobierno de México, a los cabecillas del cártel les has sido detectada una casa en el exclusivo poblado de Coronado, California. Además, investigaciones de distintas autoridades mexicanas señalan que mediante sus cómplices, Manuel Aguirre Galindo “El Caballo” y Juan Ibarra “El Jon Jon”, los capos son dueños de media docena de hoteles, a los dos lados de la frontera.


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